La implementación de los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible) en la educación es una tarea esencial para preparar a las nuevas generaciones ante los desafíos del futuro. Los ODS, conocidos fuera de España como Sustainable Development Goals (SDG), fueron establecidos por la ONU en 2015 con el objetivo de lograr un desarrollo sostenible a nivel global. En el ámbito educativo, estos objetivos son cruciales para fomentar valores de sostenibilidad, equidad y diversidad desde temprana edad.
La LOMLOE ha destacado la relevancia de los ODS en el currículo educativo, integrándolos en las Situaciones de Aprendizaje. Esto asegura que el alumnado no solo adquiera conocimientos académicos, sino también conciencia y responsabilidad hacia el medio ambiente y la sociedad, promoviendo una formación integral que abarca aspectos sociales, económicos y ambientales. Así, se prepara a las futuras generaciones para convertirse en ciudadanos comprometidos y responsables.
La enseñanza de lenguas extranjeras es una parte fundamental de la educación moderna, y su integración con los ODS puede enriquecer significativamente el proceso de aprendizaje. Enseñar idiomas dentro del marco de los ODS no solo mejora las competencias lingüísticas, sino que también fomenta el respeto y la comprensión intercultural. Desde la UPV han visibilizado este aspecto como “ODS 17+1: Garantizar la diversidad lingüística y cultural”, impulsando modelos educativos bi-plurilingües para así evitar que el 50% de las lenguas globales desaparezcan (de las 6.000 lenguas que tenemos actualmente) frente al uso mayoritario de las principales 12 lenguas.
El futuro de los ODS en la educación es prometedor (ya sea desde los Objetivos del Milenio, los actuales objetivos de la Agenda 2030, o los futuros objetivos que se propongan en la agenda 2040/2050). A medida que más instituciones educativas reconozcan la importancia de estos objetivos, veremos un incremento en su implementación en el aula. Integrar los ODS no solo beneficia al alumnado en su desarrollo personal y académico, sino que también contribuye a la creación de un mundo más justo, equitativo y sostenible. Es responsabilidad de todos los implicados en la educación, desde el profesorado hasta las autoridades gubernamentales, trabajar juntos para lograr este objetivo.